El envejecimiento es un proceso natural; nacemos, envejecemos. El envejecimiento se puede apreciar en la piel ; muchos son los factores que contribuyen: sol, posiciones viciosas al dormir, acentuación de gestos, fármacos, cigarrillo, entre otros. Si consideramos la salud como un todo integral bio-psico-social, comprenderemos que cualquier problema en una de las tres esferas de la salud debe ser enfrentado y solucionado. Así, el verse bien no sólo es cuestión de vanidad o metrosexualidad; se trata de un aspecto de la salud integral. Resulta muy difícil no ser influenciado por el medio social, esto en diversos grados, al punto de repercutir en el aspecto psicológico y con ello en la salud. Desde luego existe personas más susceptibles que otras por lo que la línea entre lo saludable y lo vano resulta subjetiva. Hoy en día existe múltiples opciones para tratar el envejecimiento cutáneo, en está ocasión hablaremos de dos de las técnicas no invasivas más utilizadas: las sustancias de relleno y la toxina botulínica.
Sustancias de relleno: llamadas así por ser aplicadas mediante inyecciones para aumentar volumen; utilizadas principalmente en surcos, arrugas profundas y cicatrices deprimidas. Aunque son muchas las sustancias empleadas, son pocas las que han demostrado seguridad, una de ellas es el ácido hialurónico. El ácido hialurónico es una sustancia que existe en nuestra piel, es el encargado de dar ese aspecto terso y lozano, en la actualidad existe marcas que por su avanzado proceso de producción disminuyen al mínimo la posibilidad de efectos adversos. Otras sustancias son: grasa, colágeno y siliconas; estás ultimas(siliconas), cada vez en desuso por los efectos: luego de semanas, meses o años (recciones de cuerpo extraño, el cuerpo rechaza al producto, provocando nódulos, tumoraciones o llagas; infecciones; desfiguración entre otras).
Toxina botulínica: popularizada por la marca Botox, aunque existe alrededor de tres proveedores más en el mercado. Sustancia producida por la bacteria del botulismo: Clostridium botulinum , una enfermedad que ataca a los músculos ocasionando la pérdida de su fuerza fuerza, en casos severos provoca la muerte al paralizar los músculos respiratorios. Esta propiedad es utilizada para fines cosméticos, al inyectarse pequeñas cantidades de la toxina sintetizada se produce debilidad muscular en los músculos implicados en las arrugas dependientes de músculos de expresión (entrecejo, patas de gallo, frente, cuello, peri bucales , entre otros). Con una técnica de aplicación correcta y en manos de un especialista, los resultados son satisfactorios, el riesgo de toxicidad es prácticamente nulo, se necesitaría entre 30 a 60 frascos del producto para que ello ocurriese.
En la actualidad viene proliferando el uso indiscriminado de sustancias inyectables con fines dermoestéticos, una vez más recordamos a nuestros lectores no dejarse sorprender, la presentación de efectos colaterales son cada vez más frecuentes y en algunos casos severos o fatales, todos ellos tienen en común la aplicación por personas ajenas a las especialidades médicas.
Como moraleja y para finalizar. Mientras realizábamos una pasantía en el Hospital Das clínicas de Sao Paulo y durante la atención de una paciente adulto mayor, refiriéndose a la preocupación que mostraba por verse bien nos decía: “Eu estou velha mais no estou morta” (estoy vieja; pero no muerta).